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CORAZÓN DE PRIMERA

Publicado: marzo 11, 2012 en Uncategorized
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Era el día. El ahora o nunca. El momento en el que se sacan las fuerzas de donde no se tienen para conseguir un único propósito, la victoria.
El Sporting, arropado por una afición engalanada como nunca, noqueó al Sevilla con un gol de André Castro y sigue soñando con una salvación que tras la derrota del Granada, se avista en el horizonte, una semana antes de visitar la ciudad andaluza.

Clemente decidió dejar el esmoquin en casa y saltó al campo con un equipo aguerrido, muy suyo, dispuesto a pelear por cada balón como si de su propia vida se tratase. Gálvez y Castro llevarían el timón en el medio del campo. Mendy y Colunga, que sustituyó a última hora a un lesionado De Las Cuevas serían las alas y Trejo engancharía con Barral en la punta de ataque. En defensa, Orfila seguía en el puesto de lateral derecho.

El partido fue una oda costumbrista al fútbol de antaño. Raza, coraje e intensidad. Ingredientes básicos en la receta de Clemente y en el plato de salvación que servía el Sporting a su ferviente afición. El Sevilla comenzó a padecerlo al cuarto de hora cuando Barral primero, y Colunga por dos veces, después, pusieron a prueba a un inspirad´simo Palop. Mendy también lo ntentó, pero de nuevo el portero sevillista, recordando sus grandes momentos ya pretéritos, se mostraba infranqueable.

Era de esperar por el medio campo que presentaba, que Clemente renunciaba a la creación en beneficio del oficio y la fontanería. Castro se mostraba omnipresente y Gálvez se mostraba recio y sereno, en algunas ocasiones con excesiva dureza y excesivo juego en largo. El Sevilla se recompuso a la media hora y Perotti provocó alguna que otra hipoglucemia con un cabezazo que repelió el palo. Manu del Moral después envió alto un centro del argentino. Era el preludio del gol local. Gran conducción de Colunga que ve la entrada de Castro que orienta su control a la pierna izquierda, con la que empalma a la red para que reventara El Molinón. Gol más que merecido y la salvación más cerca.

Hasta el momento sólo había un equipo sobre el campo, que avasallaba al rival a base de tesón y también faltas, en una muestra de la seriedad con la que se tomaba el choque. A la media hora el Sporting llevaba 11 faltas, por solo 3 el Sevilla. Tras el gol, los hispalenses se estiraron y trataron de imponer una calidad que se les suponía superior a lo exhibido hasta entonces. Justo al borde del descanso Navas tuvo el empate y luego Reyes, negado toda la noche, cayó en el área. Se pidió un penalti que para mí sí fue.

En la segunda parte cambió la decoración. El Sevilla, sabedor que se le escapaba el partido, decidió coger el toro por los cuernos y comenzó a manejar más el balón, buscando siempre las bandas, con Navas y Perotti. El Sporting se replegó, acusando el esfuerzo de la primera parte, esperando las contras y los balones largos. En una de ellas, Colunga, muy activo, tuvo el segundo gol, pero intentó un centro chut que no fue ni lo uno ni lo otro. Justo después, Rakitic, anulado completamente por un imperial André Castro, tuvo el empate pero su remate desde el punto de penalti se fue fuera.

El Sevilla se acercaba con facilidad a la meta de Juan Pablo, en plena fase de descomposición del medio campo gijonés, pero fallaba en los metros finales. Se acordaría Míchel de Kanouté y Negredo. Echó un ojo al banquillo y sacó a Babá, para pasar a jugar con dos puntas. Clemente hizo lo propio y decidió dar más consistencia al medio campo sacando a Lora por Barral. El lateral no se encontró agusto con su nueva posición y se le vió perdido durante gran parte del partido.

Cunadía el pánico en El Molinón, era demasiado importante la victoria como para dejarla escapar y era evidente el bajón físico de un equipo que lo estaba dando todo. El Sporting resistía a base de garra y entrega y continuaba buscando un contragolpe salvador que le permitiera finiquitar el duelo. Colunga, agotado, cedió su puesto a Bilic y a falta de 10 minutos, Cases entraría por el héroe de la noche, André Castro.

La entrada de Cases fue propicia ante un partido completamente loco. El Sevilla atacaba con todo, pero sin ningún tipo de orden, lo que permitía al mediocentro asturiano repartir juego a su antojo y favorecer dos contras que pudieron ser decisivas. En la primera, Palop detuvo el remate a bocajarro de Bilic y ya con el tiempo cumplido, Mendy remató demasiado cruzado tras una gran jugada personal. Un minuto después, Estrada Fernández decretó el final del partido y el suspiro de alivio dio paso a la felicidad más absoluta. Se había dado el primer paso hacia la salvación. Primera victoria de la era Clemente con once discípulos que bebieron de su doctrina y la trasladaron al campo durante 90 minutos. donde hay vida hay esperanza, y al Sporting aún le queda mucho por vivir.

Cosas buenas:

La actitud: El Sporting salió a comerse al Sevilla desde el primer minuto. La primera media hora del partido fue un monólogo absoluto, con un empuje y verticalidad que hacía tiempo no se veían por Gijón. Mendy, un puñal por la banda aunque con muchos conceptos tácticos que con el tiempo espero que corrija. Trejo por fin entonado aunque abusando por momentos de la conducción y Gálvez, sobrio pero seguro.

Adrián Colunga: el jugador más desequilibrante del Sporting. Desde que ha llegado a asumido los galones que De Las Cuevas parece rechazar. Rápido, incisivo , que hace jugar a sus compañeros y que cuando esté a tope fisícamente será el auténtico referente del equipo. Partidazo el suyo ayer.

André Castro: Impresionante despliegue físico del portugués tanto en defensa como en ataque. El solito se comió a todo el medio campo del Sevilla, anulando a Rakitic y proponiendo juego para el Sporting. Generoso en el esfuerzo, es un comodín para Clemente y un auténtico pitbull que con su gol recibió el mejor premio tras su excepcional partido.

Pedro Orfila: Sobrio y discreto en las formas, pero implacable en la ejecución. El canterano es el típico lateral que le gusta a Clemente, disciplinado y que no pierde la posición. Fue de los mejores en una defensa que sufrió por momentos.

A mejorar:

Contundencia en defensa: Si bien el Sevilla no exigió mucho en el día de ayer, la defensa parece nerviosa ante las acometidas del rival. Falta más nervio y sobra sangre fría a la hora de sacar los balones del área. Por arriba no hay problema, con Gregory y botía siempre imponiéndose, pero el la retaguardia sufre cuando el balón rueda por el piso. La falta de ambición sevillista fue un regalo para manetener la calma tensa hasta el final del partido.

Bajón físico: En la segunda parte fruto del esfuerzo, el equipo se vino abajo, sobre todo en el centro del campo. Clemente debió mover antes el banquillo y su solución no fue la más acertada, con un Lora que no sabía encontrarse a sí mismo en la medular. Gálvez comenzó a sufrir más de lo esperado en ese momento, empleando la dureza para frenar la superioridad sevillista en esa fase.La entrada de Cases, aunque no le guste al técnico de Barakaldo, debió ser mucho antes.

Bilic: Nos ha dado mucho en un tiempo pasado, pero el croata no está para muchos trotes. Siempre buscando el contacto para tirarse y reclamar falta, los árbitros ya se lo saben y le tienen tomada la matrícula. Pundonor no le falta, pero me parece incomprensible que se encuentre por delante de Sangoy en las preferencias de Clemente.

Ahora falta refrendar la mejoría ante el Granada el próximo sabado a las 18 horas. Si se exhibe este dinamismo y compromiso, se puede sacar un buen botín de los Cármenes y continuar soñando con una salvación, que visto lo visto ayer, es totalemnte posible.